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CRÓNICAS DE UN PUEBLO SAN JUAN DE LA RAMBLA JOSÉ Mª PÉREZ MONTES
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Diario de Avisos, domingo 15 de abril de 2001.
(030) LA PRESIÓN VECINAL IMPIDE QUE EL ALCALDE ASISTA A UNA
PROCESIÓN
La noche del viernes Santo se convirtió en un verdadero acto de protesta.
La asociación Rambla pide la dimisión de Reyes y de su equipo de gobierno por su
actitud en contra del casco y la zona costera del municipio.
El clima de crispación existente en el municipio de San Juan de la Rambla sigue
empeorando cada día, sin que la Semana Santa haya sido una excepción. Si el pasado
miércoles una manifestación recorría las calles del casco de la localidad en protesta por la
polémica decisión del grupo de gobierno de la AIS de trasladar el consistorio al barrio de San
José y por la instalación de una depuradora de aguas fecales en la zona del Mirador del
Charco, el Viernes Santo también se produjeron acciones de repulsa respecto a estas
impopulares medidas. Esta vez los vecinos del casco, a través de las cofradías, y como signo
de protesta ante las últimas actuaciones municipales, se negaron a que la procesión magna que
partía de la iglesia de San Juan Bautista salía a la calle sin el gobierno local tras la celebración
religiosa. Alrededor de 300 personas se encontraban presente para participar en la comitiva,
prevista para las ocho de la tarde, y que no comenzó hasta que el alcalde y el equipo de
gobierno dejaron el lugar, después de una media hora de espera. La marcha de las primeras
autoridades municipales, que iban a acompañar a las imágenes sacras, fue celebrada con
aplausos por la mayoría de los asistentes.
El alcalde de San Juan de la Rambla Manuel Reyes, en declaraciones al
DIARIO DE
AVISOS
se mostró muy molesto con lo ocurrido sobre todo con la actitud del párroco local,
que en su opinión debería haber hecho caso omiso de las presiones de los vecinos y permitir
la presencia de los ediles de las AIS en la principal procesión de Semana Santa. El mandatario
explicó que el cura les notificó, tras consultar con el obispado, que el acto no se celebraría tal
como estaban tomando los acontecimientos, por lo que el grupo gobernante se marchó
creyendo que se había suspendido. Sin embargo, pese que lo aseveró el párroco, la comitiva
religiosa finalmente se llevó a cabo. Para el alcalde, lo ocurrido es una ―verdadera falta de
consideración y de respeto‖ de la iglesia hacia las autoridades municipales, por dejarse
manipular y mezclar los problemas políticos con los religiosos. Este periódico quiso recabar
la opinión del titular de la parroquia de San Juan Bautista, quien rehusó hacer declaraciones
sobre el mismo. A raíz de este suceso, y según manifestó el propio Manuel Reyes, el ejecutivo
local ha decidido no acudir oficialmente a mas actos religiosos que en lo sucesivo se celebren
en el municipio.
Insultos.
El acalde aseguró que incluso un pequeño grupo de vecinos profirió insultos contra su
persona y contra los miembros del grupo de gobierno, y que en este sentido se reserva tomar
medidas legales oportunas. Asimismo, quiso dejar claro que las decisiones tomadas
democráticamente se deben respetar en alusión a la polémica del traslado del ayuntamiento.
Con respecto a lo acaecido el Viernes Santo se hallaba el grupo municipal del PSOE.
A este respecto, Pilar Rodríguez, portavoz socialista, que se encontraba también presente en el