CRÓNICAS DE UN PUEBLO SAN JUAN DE LA RAMBLA JOSÉ Mª PÉREZ MONTES
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La Opinión, viernes 10 de octubre de 2003
(138)¿DÓNDE ACABARÁ EL AYUNTAMIENTO?
Los vecinos del casco se seguirán manifestando si el alcalde recurre la sentencia.
En el casco hay alegría por la decisión del Tribunal Superior de Justicia, aunque
la prudencia por un posible recurso de la misma les obliga a augurar la agonía de quién
sabe cuántos años más a la espera de una sentencia firme: Algunos habitantes
vislumbran en su cumplimiento final de los enfrentamientos entre vecinos y el lavado de
imagen del municipio.
INMA MARTOS
Puerto de la Cruz
Las pancartas y los carteles en las que se reivindica que el Ayuntamiento vuelva a su
sitio siguen en las ventanas de las casas del casco de San Juan de la Rambla, dando a quienes
visitan el municipio la imagen de un pueblo dividido. ―Seguiremos con las movilizaciones y
manifestaciones y no retiraremos los carteles si el alcalde decide recurrir la sentencia‖,
comenta el presidente de la Asociación de Vecinos Rambla, José Juan Castro. En esta
sentencia, el tribunal Superior de Justicia de Canarias dicta que el Ayuntamiento debe volver
a su ubicación inicial, es decir al casco, y no en San José, donde está ahora por decisión del
grupo de gobierno.
Muchos vecinos de abajo se niegan a resolver sus papeles en el Ayuntamiento y lo
hacen a través de las escasas ventanillas que han quedado en el segundo piso del antiguo
consistorio, con el inconveniente, según explica una vecina, de que ―tardan el doble‖.
Para algunos habitantes de San José el asunto está claro, ―aquí hay más población‖. Lo
que para ellos es obvio por cuestiones prácticas, para los vecinos del casco no sólo se trata de
comodidad por la cercanía para acceder a los servicios municipales, sino de una cuestión de
identidad histórica y de capitalidad según comentó otro vecino en el casco ―el cambio de sede
del Ayuntamiento ha supuesto la sumisión no sólo del centro histórico, sino de la costa, en un
total abandono‖.
En la zona baja, la opinión es unánime como rezan los carteles desde el año 2001,
―que devuelvan el Ayuntamiento a su sitio‖ y en general, a excepción de algunos incrédulos,
la noticia se ha recibido como agua de mayo ―tras todas las desgracias que hemos sufrido en
los últimos meses‖, añadió una vecina. ―Algo bueno nos tenía que pasar‖. El problema central
deriva en otros que se han ido sumando a la protesta del polémico traslado; así hay algunos
que sentencian que ―arriba lo tienen todo y a los de abajo ya no nos queda nada‖.
Mitad y mitad
En el barrio de San José, por el contrario hay quienes afirman que les da lo mismo
donde esté el Ayuntamiento e incluso más de uno admite con sorna que ―por mí como si se lo
quieren llevar al pico del Teide‖ y aseguran que se trata más de rencillas políticas que de
enfrentamientos vecinales.