CRÓNICAS DE UN PUEBLO SAN JUAN DE LA RAMBLA JOSÉ Mª PÉREZ MONTES
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Nos manifestamos a lo largo de las calles del pueblo y desde el casco hasta el límite
del municipio (Barranco Ruiz) como forma de comunicar a todos que no aceptamos la
violencia, ni el acoso, ni los atropellos. Que lucharemos hasta lograr ser tratados como
ciudadanos. Sería conveniente que tanto el Cabildo como ATI tuviera en cuenta las legítimas
reivindicaciones de este pueblo.
El Día, miércoles 02 de enero de 2002.
Un sanjuanero del medio
(084) SAN JUAN DE LA RAMBLA Y LA ESCASEZ DE SOLIDARIDAD
Los sanjuaneros de arriba, los del medio y los de abajo, harán que el pueblo progrese
si todos tiran del carro. Con estos versos, Don José Antonio Oramas Luis inicia el libro
"Cinco siglos en la historia de San Juan de la Rambla" y el documentado prólogo de la
también ilustre ramblera Doña Isabel de Luis Lorenzo, entre otros aspectos interesantes,
manifiesta: "San Juan de la Rambla es historia, pero también es presente y futuro, y este
presente y este futuro pasan ineludiblemente por huir de todo localismo provinciano y asumir
nuestro contexto municipal como una poliédrica realidad geográfica, que compendia costas,
medianías y cumbres, Parte Alta y Parte Baja, cuyos intereses no siempre son coincidentes,
pero que necesariamente han de entenderse, si no quieren ver fragmentada su identidad como
municipio. Ojalá este libro de José Antonio sirva como aglutinador de esos intereses para que
todos los rambleros, independientemente de su situación en el contexto geográfico local o de
su posicionamiento político o socio - cultural, tengan un referente histórico común, que sirva
de catalizador en la realización de futuros proyectos cuyo objetivo sea siempre el interés
general del pueblo". Y, ¿qué es lo que ha pasado? Si hacemos un análisis desapasionado de
ese concepto de uniforme identidad del municipio sanjuanero, vemos que, efectivamente, "al
no tirar todos del carro", se produce deterioro en la convivencia. El Ayuntamiento no ha sido
"robado" para instalarlo en otro municipio distinto, simplemente, por acuerdo de la mayoría
de la Corporación, al haber sido requerido el alcalde mediante la firma de más de la mitad del
pueblo con capacidad de obrar, ha sido desplazado a otro lugar del mismo municipio, quizá
con menos historia, pero con más perspectivas de presente y de futuro, bajo el punto de vista
de su desarrollo demográfico. Ahora bien, que el acuerdo no se ajusta a derecho, para eso
están los recursos contenciosos ante la Sala correspondiente de la Jurisdicción Ordinaria -
que, según parece, se han interpuesto - , todo lo demás son ganas de "sacar trapos sucios" que
da lugar a que el visitante se sonría irónicamente al contemplar esas exhibiciones de carteles
inoportunos.
Esta paradójica situación es como "encender la hoguera de una guerra civil
pueblerina". ¿No han pensado los señores de la oposición en que si el alcalde hubiera
aceptado - así se lo han pedido - realizar manifestaciones y exhibir también rótulos expresivos
de un evidente agradecimiento por haber atendido su reivindicación, es posible que hubieran
sido de mayor número de personas? Los vecinos del extinguido Ayuntamiento del Realejo
Bajo no creemos que hayan perdido dignidad ciudadana ni ninguno de sus derechos
municipales. Al contrario, siguen con las mismas facilidades, dado el funcionamiento de las
oficinas descentralizadas y los avances en la técnica informática.