LA NIÑA DE SAN JUAN
Ha llegado ya la fiesta,
mi niña se contonea,
con sus tacones pequeños,
se siente casi coqueta.
Vienen pronto los vecinos,
juntos cantan y se festejan,
la nena ruborosa,
con su risa los marea.
La plaza luce muy bella,
los altavoces ya suenan,
la criatura rumbosa,
se mece en la gibalbera.
En la noche veraniega,
en San Juan de la Rambla
entero,
hay aires de parranda,
suspirando la juvenil
primavera.
Por la mañana temprano
una hora antes del mediodía,
la muchacha adolescente,
a misa va con sus amigas.
Las banderolas multicolores,
en medio de espléndidas
calles,
tienen reflejos de oro,
en los cabellos de mi ángel.
Era ya la medianoche,
la niña se adormecía,
ha bajado un ruiseñor,
con alegre cantaría.
El querubin de los cielos,
no tiene ninguna hermana,
sólo dos o tres amigas,
que en la plaza la
acompañan.
Estrella del firmamento,
cielo azul de este verano,
con su trajecito de raso,
lustroso y aterciopelado.
Tiene hoyuelos en su cara,
la muchacha se ruboriza,
mientras con el cómico de
turno,
esboza una suave sonrisa.
¿Qué le pasa hoya mi niña,
por qué está contenta y feliz?
¿Será que el pueblo
enardece,
a mi niñita de San Juan?
Este año en los hogares,
casi todos de San Juan,
brilla una luz especial,
en sus Fiestas Patronales.
La pequeñuela crecerá,
vendrán nuevos festejos
y nuevos querubines,
adorarán a nuestro Santo.
Luz Marina González Núñez